molino tradicional en Llanes, Asturias

Molinos de Llanes

Un poco de historia sobre los molinos de Llanes.

El maíz a lo largo de la historia de Asturias, desde que vino de América en el siglo XVI hasta la actualidad, supuso un cambio muy importante en aspectos culturales, económicos y por supuesto gastronómicos en las casas asturianas. Llegando, en épocas difíciles, a ayudar a mitigar los efectos del hambre de muchas familias del entorno. También, era motivo de fiesta alrededor de las actividades que giraban en torno al maíz, como la escapulla que consiste en deshojar la panoya (mazorca) de maíz, en la que participaban todos los vecinos y/o familiares. Además de enriestrar les panoyes, debajo del corredor o de los horros, hasta que finalmente se llevaba al molín a moler.

En Llanes llegó a haber unos 60 molinos que utilizaban la fuerza del agua de los ríos para abastecer de harina de maíz a todos los pueblos del Conceyu. Sin embargo hoy en día sólo siguen en funcionamiento; El Molín de la Pevida, localizado en el pueblo de Vibañu,  y que aprovecha las aguas de la Cabuxiella, un afluente del Bedón, junto con el Molín de la Güera Meré, que recoge las aguas del río Caldueñu, afluente también del mismo río que desemboca en la playa de San Antolín de Bedón. Es curioso que siendo los únicos molinos en funcionamiento del concejo de Llanes, se encuentren situados a tan sólo cuatro kilómetros el uno del otro.

El Mólín de la Pevida

Es de los pocos que está datado, concretamente en el 1752 y  pertenecía al Conde de la Vega del Sella. Los antepasados de la familia Sobrino habían comprado al conde, el molino. Sin embargo, era Amada la esposa de Ramón Sobrino y madre de los actuales propietarios, los hermanos Belén y Antonio Sobrino, quien durante toda su vida se encargó de moler el maíz  hasta cumplidos los 92 años.

Cuando el maíz era una importante forma de subsistencia, a la instalación que atendía el matrimonio acudían a moler centenares de familias del concejo de Llanes. Desde Vidiago hasta Pría, así como los residentes en los valles de Caldueñu y Ardisana. Allí,en La Pevida, Amada fue tejiendo una red de amistades y complicidades que la hicieron conocida en toda la comarca. En los 60 años que Amada ofició en La Pevida, apenas alteró sus costumbres. Mantenía la molienda perfectamente ordenada en sacos de tela a la espera de la llegada de los clientes, que en tiempos pretéritos acostumbraban a pagar con el sistema de la maquila, un tanto por ciento del grano molturado. Debido a que la familia siempre mantenía a punto las partes que integran un molino, la harina de aquella instalación gozaba de gran fama, y algunos clientes la definían como «especial y única».

Clases de molienda

El maíz que se molía en todos estos ingenios hidráulicos era, o bien para el ganado o para alimento de las familias, por lo que cuando la molienda era para hacer borona, el molinero se esmeraba, molía despacio, con poca agua y aproximaba bien las muelas, para que la harina saliera fina. Además con la harina del maíz se hacían y se siguen elaborando tortos, pulientas, boronos, bollas y pantruque.

Molinos de Llanes, también centros sociales

Cada vez que había que amasar en la casa, lo que se solía hacer cada cinco o seis días, era necesario ir al molín, que se convertía en un lugar donde acudían a menudo los lugareños. Mientras esperaban de aquel o aquella que llevaba el grano a moler aprovechaban en muchos casos, para realizar transacciones, enterarse de lo acontecido en lugares vecinos o “cortexar” cuando la ocasión pintaba.

“Los molinos no son casas
porque están por los regueros,
son cuartitos retirados
para los mozos solteros”.

Antigüedad de los molinos de Llanes

Una respuesta muy común de los molineros asturianos a la pregunta sobre la antigüedad del molín era: “e vieyísimu tien munchísimos años”, ya que los molinos que hoy en día se conservan tienen un origen difícil de precisar, pues de muy pocos se conoce su fecha de construcción. Es de suponer que una buena parte de ellos hayan sido construidos en el siglo XVII debido a la aparición en Asturias del cultivo del maíz, que rápidamente se generaliza.

Molín de la Güera de Meré

El topónimo de la Güera, nos explica en asturiano, que es un lugar abundante en aguas. Allí en la Güera Meré, es donde se encuentra el otro molín en funcionamiento en Llanes. Este molino se nutre de las aguas del río Caldueñu, que surge en la cueva Caldueñín en la localidad del mismo nombre, y que tuvo en su margen numerosos molinos harineros.

Afortunadamente, sigue al frente uno de los hijos de Benjamín Riestra, el anterior molinero. Luis Riestra, continúa administrando como colono una propiedad formada por casa, molino, cuadra, dos hórreos y 12 hectáreas de tierra. Los propietarios no viven en Llanes.

Molinero, un duro oficio

El molín de la Güera Meré es de dos muelas y Benjamín recordaba que en los años de mayor gloria llegó a «moler más de 400 kilos diarios. Algunas veces estuve moliendo 24 horas seguidas durante cinco días». El anciano recordaba también como antiguamente tenía un carro y un caballo con el que «repartía la molienda por los pueblos. Incluso venían dos camiones desde Cabrales que me traían maíz para moler para piensos». En todo el tiempo que llevó el molino recordaba que «nunca cambiamos las piedras». Y como averías más frecuentes señalaba «los rodamientos y las piedras, cuando se desnivelan».

El entorno del molín de la Güera de Meré, un plató de cine en Llanes


El enclave paisajístico es espectacular y por ello en el entorno se rodó la película “La balsa de piedra” en el año 2002, con Federico Luppi, Iciar Bollaín y Gabino Diego.

Los molinos de Llanes hoy.

Muchos de los molinos, al dejar de ser rentables por la falta de trabajo, han sido abandonados a su suerte, y se han convertido poco a poco en ruinas invadidas por la maleza, fundiéndose con la naturaleza que les rodea hasta su total desaparición. Algunos otros han sido reconvertidos, dedicándolos a funciones diversas: pajares o almacenes, y cuando se encuentran integrados dentro de la propia vivienda pasan a constituir una pieza más de la casa.


Algunos se mantienen en funcionamiento por el tesón y la añoranza de los viejos molineros y molineras, que a pesar de su escaso rendimiento y de las duras tareas de mantenimiento, se resisten a abandonar un ingenio hidráulico que han conocido desde su infancia, que ha sido un soporte más de su economía, al igual que de la de sus padres y de los padres de sus padres, hasta no recordar quién ni cuándo se molió el primer grano de trigo o escanda entre sus piedras centenarias.

Asturias es, a pesar de todo, uno de los reductos en donde se mantienen, en muy buen estado de conservación y uso, un número nada despreciable de molinos de agua, siendo éste un capital que deberíamos saber mantener.

Visitas guiadas al entorno de un molino de Llanes

Si te interesa conocer más sobre los molinos en Llanes, te dejo el enlace sobre las visitas guiadas emocionales que realizo:


Fuentes:

  • Balmori eventos Llanes.
  • Enciclopedia de la Asturias popular
  • Conais gestión
  • El Comercio digital
Molín de la Güera de Meré
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